Manifiesto
MANIFIESTO.
La asociación MÁS PLANETA nace con la finalidad de fomentar la reflexión y participación social sobre aspectos sociopolíticos relacionados con la transición ecológica, la profundización democrática, la consecución de una Navarra con menos desigualdades sociales, junto al fomento de la convivencia intercultural en Navarra.
Existe consenso científico en la grave huella ecológica que la actividad humana genera. Llevamos décadas sobrepasando los límites que mantienen el equilibrio natural en el planeta.
De entre las distintas crisis ecológicas, la principal es la climática. La civilización humana se ha desarrollado desde hace 11.000 años en un entorno de clima estable. Esta Era, el Holoceno, permitió desarrollar la agricultura y establecer poblaciones y evolucionar. Pero la actividad humana desarrollada en estos últimos siglos ha forzado el ingreso en una nueva Era, el Antropoceno, en la que somos la principal fuente de cambios disruptivos en el planeta. Cada partícula de CO2 se acumula en la atmósfera durante un siglo. Los estudios indican que el planeta es capaz de absorber al año entre 11.000 y 12.000 millones de toneladas. Pero dicha capacidad de absorción fue superada ampliamente en la década de los años 60 del pasado siglo.
Cuanto más tardemos en volver a la sostenibilidad de emisiones de gases de efecto invernadero, más tarde y peor saldrá la humanidad de esta descomunal crisis. Ningún Homo sapiens hasta ahora ha experimentado semejante concentración de CO2, estamos moviéndonos en un escenario nuevo como especie.
A este equilibrio roto, se le suman otros con distintos niveles de riesgo, claramente interconectados unos y otros, por ejemplo: La pérdida de biodiversidad, los cambios del uso del suelo impulsados por la ganadería y agricultura, lo que implica deforestación y pérdidas de ecosistemas. El uso excesivo de fósforo y nitrógeno para abono de agricultura, lo que provoca la rotura de los equilibrios en los ecosistemas marinos. La sobreexplotación y contaminación de la escasa agua dulce del planeta (un 2,5%). La acidificación de los océanos, provocada por el calentamiento global y el exceso de CO2. El desconocimiento actual de las consecuencias tanto del impacto de la contaminación química como de las “nuevas entidades” artificiales (micro plásticos, elementos radioactivos, etc.).
Solo la reducción del ozono estratosférico es el único riesgo al que el ser humano ha sido capaz de hacer frente, prohibiendo los clorofluorocarbonos (CFC). Un ejemplo de acción global que ha permitido que el Ozono Estratosférico se recupere.
Por todo ello, una de las principales vías de acción y reflexión de esta asociación será fomentar e influir para conseguir unas políticas de mayorías ecológicamente ambiciosas, para alcanzar una transición ecológica justa, y equitativa.
Los datos indican un aumento claro en la sensibilidad social en España sobre la crisis ecológica. Pero la transformación de esa inquietud creciente en políticas claramente más sostenibles, o en el asentamiento de corrientes nítidamente ubicadas en el ecologismo político, es muy compleja.
En paralelo, observamos como la acumulación de datos y noticias negativas sobre las crisis ecológicas suponen un terreno abonado para la generación de: eco-ansiedad, pesimismo, catastrofismo, frustración social, etc. Dichos fenómenos pueden llegar a desembocar, en algunos casos y discursos, en el resentimiento social de los sectores más sensibilizados.
Comprendemos la fundamentación de estos discursos, pero apostamos por otras metodologías para trabajar las subjetividades sociales. El centrarnos en la educación ecosocial y la construcción y asentamiento de nuevo sentido común de ciudadanía sensibilizada en la materia. Creemos que, aunque las evidencias científicas son muy claras y ciertamente negativas, la acción social tiene la potencialidad de mejorar o aminorar el empeoramiento de las situaciones presentes y futuras. Creemos firmemente que no nos podemos permitir caer en discursos de “No hay futuro”; una especie de remenber del movimiento punk de los años 80. Una cosa es dirigirse a los sectores más activistas, y otra es dirigirse a amplias mayorías. Abonar excesivamente el catastrofismo puede generar el efecto contrario, desmovilizar y ahuyentar. Detectamos así mismo un preocupante populismo anti-ecologista, reaccionario ante las necesarias demandas de transformación ecológica, y ante la enorme inversión pública que implica esta revolución verde pendiente.
Apostamos por establecer objetivos políticos y sociales realistas, a la vez que ambiciosos en materia de transformación ecológica y transición energética. Desarrollar marcos de políticas con visos de prosperar realmente, y tener consciencia de las grandes alianzas sociales y económicas necesarias para acometer la tarea.
Hace falta generar esperanza de que la acción sociopolítica es útil. Para ello hará falta una ciudadanía activa que empuje a las Administraciones Públicas para que tengan un carácter más emprendedor y proactivo, pero también será necesario un sector privado (tanto de economía social, PYME, como de gran empresa) orientado a transformar el sistema económico actual a algo lo más sostenible posible.
En otro plano reflexivo, creemos que para afrontar la emergencia climática actual, es necesario diferenciar entre el corto plazo, y los horizontes a largo plazo.
A corto plazo, urge reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, ello implica pasar de un capitalismo fosilista, a un capitalismo lo más sostenible posible basado en dos claves: Primero, fomentar prioritariamente el ahorro energético (si todo el planeta consume como el primer mundo, no hay salida), transformando claramente la cultura de transporte actual (principal foco de emisiones). Segundo, ir a por la electrificación total de nuestras sociedades; electrificación alimentada por energías no fósiles. Ello implica necesariamente implementar la generación de energías renovables. El reto es cómo acelerar este proceso teniendo claro que es necesario establecer salvaguardias ante el desigual impacto territorial (zonas saturadas), y el impacto medioambiental que algunas de las instalaciones tienen en fauna y paisaje.
A largo plazo, tenemos necesariamente que lograr establecer una alternativa radicalmente más sostenible que los sistemas económicos que han imperado en los dos últimos siglos en el planeta (sistemas capitalistas, y sistemas comunistas). Pero, en el debate sobre cómo afrontar de la mejor manera la crisis ecológica actual, no podemos esperar a que estos sistemas tan arraigados cambien repentinamente. Dicho de otra manera, apoyamos claramente la búsqueda de un nuevo horizonte planetario post-capitalista, que nos permita explorar formas para reinventar una vida colectiva más sostenible y más justa. Pero asumimos que nos toca vivir y gestionar el «mientras tanto».
Nuestros postulados nacen desde una propuesta en la que el único radicalismo posible es el democrático. Sin embargo, le queremos dar importancia al estilo en la defensa de la democracia. Deseamos desarrollar un nuevo concepto socio-político, el de DEMOCRACIA SOSTENIBLE. En él, no solo se contemplan los aspectos sociales para corregir el modelo económico imperante, buscando que sea lo más humano posible, sino que buscamos incorporar la variable ambiental, que conecta con cuatro dimensiones más para dar voz y tener en cuenta los derechos de diferentes colectivos y realidades. Estas dimensiones son:
Dimensión interpersonal: Teniendo en cuenta la realidad y los derechos de cada persona, desde la defensa y el compromiso de y con los derechos humanos, y con una vida saludable y respetuosa con el lugar en el que vivimos.
Dimensión interterritorial: Teniendo en cuenta que la defensa de nuestros derechos no puede obviar las realidades de otras zonas y otros territorios, teniendo en cuenta los derechos de las personas que allí viven, y a que puedan seguir viviendo en ellos de forma digna y sostenible. También defendiendo los valores del propio territorio a través de la conservación y el cuidado de la calidad ambiental de esos lugares.
Dimensión Intergeneracional: Defendiendo y teniendo en cuenta los derechos de personas que en la actualidad no tienen voz por no estar presentes, bien por no haber nacido o por que nos han dejado. Apostamos por conservar y hacer sostenibles aquellas prácticas y derechos que tanto les costó conseguir a nuestros antepasados y que nos han hecho una sociedad mejor pero que aseguren que las generaciones venideras puedan disfrutarlas de forma sostenible.
Dimensión Interespecífica; Defendiendo los derechos de otras formas de vida y de sistemas que son necesarias para la correcta salud del planeta y que por su propia naturaleza no pueden defenderlos activamente dentro de nuestras dinámicas democráticas.
Apostamos por un modelo de funcionamiento democrático moderno, un modelo de participación ciudadana plural y a su vez operativa, que sepa integrar el conocimiento científico y tecnológico para hacerla más efectiva, que esté comprometida con valores de mejora del bien común y del planeta, y que permita la participación de las cuatro dimensiones antes aludidas.
La crisis climática no conoce fronteras, afecta a todo el planeta por igual, pero ciertamente la capacidad de los países para adaptarse a los cambios disruptivos que vendrán, es desigual. Por ello la transformación ecológica tiene que ir de la mano de conceptos de justicia climática y justicia social. Ayudar a que las poblaciones más vulnerables puedan transitar esa transformación.
Desde esta asociación mostramos nuestro interés en las políticas públicas tendentes a reducir las desigualdades sociales, la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad. Creemos en la efectividad de las políticas redistributivas, y de lucha contra la pobreza. Mostramos nuestra preocupación por la necesidad de reforzar las políticas públicas de salud, en su triple dimensión (física, social, y mental).
Otras miradas en pro de la igualdad nos llevan a seguir apostando por las políticas tendentes a garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, y la igualdad entre personas ante su distinta orientación sexual. El feminismo y el ecologismo, seguirán siendo ejes de transformación en todas las sociedades del planeta en este siglo XXI.
En el plano de servicios públicos que conforman los pilares del Estado de Bienestar que podemos disfrutar en esta parte de Europa, apostamos por dignificar las políticas sanitarias, especialmente en el plano de salud mental.
Así mismo, apostamos por reducir la desigualdad territorial que se produce entre las zonas urbanas y los entornos rurales, los cuales son los que soportan el cuidado del territorio, y adolecen de la cercanía a los servicios de los que disponen las localidades de mayor tamaño y peso poblacional. Es fundamental tener en cuenta y poner en valor los servicios ambientales que estas localidades soportan y en muchas ocasiones mantienen, para que los perciban como un activo y una alternativa de vida en lugar de una limitación que les impide tener estándares de calidad de vida como los que se dan en zonas urbanas.
Consideramos fundamental recuperar y re-dignificar el concepto de sostenibilidad, como un principio que ya está implantado socialmente y que ha sido integrado como un valor fundamental en el discurso político y social. La perversión de este concepto por parte de las élites económicas, por parte de sectores neoliberales, o por meras técnicas de marketing basadas en el greenwashing, no hace que sea un concepto despreciable. Los movimientos ecosociales tenemos la responsabilidad de ser garantes de que el mismo sea empleado de forma adecuada y que no se pervierta.
La sostenibilidad como valor universal, al igual que otros como la justicia o la igualdad es un principio al que tender. No hay sociedades totalmente igualitarias ni justas, las hay más justas o más igualitarias. Del mismo modo hablar modelos de sociedades y acciones que sean más sostenibles o menos y nosotros queremos apostar por tender a aquellas que permitan afrontar con garantías un futuro en el que sea compatible el desarrollo humano y la salud del planeta. Apostamos por la sostenibilidad como un valor en el que evolucionar y en el que profundizar para pasar a unos niveles de sostenibilidad cada vez más fuertes.
En este sentido es clave la reflexión sobre el modelo de una de las patas de este concepto: La economía. Este es un factor fundamental y no podemos huir de ella porque en la actualidad esté contaminada por el neoliberalismo capitalista. Esta variable es clave en todo modelo humano. No hay que olvidar que el propio concepto “ECONOMÍA” deriva de las palabras griegas Ekos Gnomos, la gestión de la casa (siendo el planeta la casa de la vida). Esta gestión es fundamental para que los futuros modelos planetarios de participación de la especie humana dentro de la biosfera sean compatibles con un equilibrio ecológico saludable para todas las especies que habitamos en él.
Consideramos fundamental recuperar y re-dignificar el concepto de sostenibilidad, como un principio que ya está implantado socialmente y que ha sido integrado como un valor fundamental en el discurso político y social. La perversión de este concepto por parte de las élites económicas, por parte de sectores neoliberales, o por meras técnicas de marketing basadas en el greenwashing, no hace que sea un concepto despreciable. Los movimientos ecosociales tenemos la responsabilidad de ser garantes de que el mismo sea empleado de forma adecuada y que no se pervierta.
La sostenibilidad como valor universal, al igual que otros como la justicia o la igualdad es un principio al que tender. No hay sociedades totalmente igualitarias ni justas, las hay más justas o más igualitarias. Del mismo modo hablar modelos de sociedades y acciones que sean más sostenibles o menos y nosotros queremos apostar por tender a aquellas que permitan afrontar con garantías un futuro en el que sea compatible el desarrollo humano y la salud del planeta. Apostamos por la sostenibilidad como un valor en el que evolucionar y en el que profundizar para pasar a unos niveles de sostenibilidad cada vez más fuertes.
En este sentido es clave la reflexión sobre el modelo de una de las patas de este concepto: La economía. Este es un factor fundamental y no podemos huir de ella porque en la actualidad esté contaminada por el neoliberalismo capitalista. Esta variable es clave en todo modelo humano. No hay que olvidar que el propio concepto “ECONOMÍA” deriva de las palabras griegas Ekos Gnomos, la gestión de la casa (siendo el planeta la casa de la vida). Esta gestión es fundamental para que los futuros modelos planetarios de participación de la especie humana dentro de la biosfera sean compatibles con un equilibrio ecológico saludable para todas las especies que habitamos en él.
Nuestra intención es actuar en Navarra. Una sociedad diversa y compleja en lo identitario y cultural. Somos solamente el 1,4% de la población española, y el 0,15% de la población de toda la Unión Europea. Pero en estas 664 000 personas se mezclan varias dinámicas identitarias.
Primeramente, la dinámica autóctona. Donde la identidad navarra es transversal, un hecho claro. Sobre esta base, se observan diferentes matices y combinaciones: desde el hecho navarro-español mayoritario, al hecho vasco-navarro, al hecho vasco-navarro-español.
En segundo lugar, la dinámica más exógena, fruto del innegable mestizaje de las sociedades contemporáneas actuales. Un 11,1% de la población navarra es oficialmente extranjera (unas 73.000 personas), pero una parte de la población nacida en el extranjero ya tiene la nacionalidad española (unas 35.000 personas más).
Esta realidad será una constante, es innegable e inevitable, y lógicamente tiene aspectos claramente positivos: freno a la despoblación y envejecimiento, crecimiento económico, diversidad y riqueza cultural, derechos humanos de movilidad en el planeta, etc. Y aspectos más complejos de gestionar en puntuales casos: mayor inversión en acoger e integrar, situaciones de pobreza severa a gestionar, choques culturales en distintos aspectos (diferente o nula cultura democrática, diferente papel de las religiones en la vida personal, diferentes niveles de asunción en igualdad entre hombres y mujeres, etc.).
Por todo ello, desde Más Planeta apostamos por fomentar estos valores de sociedad navarra intercultural y mestiza. Tratando de aportar nuestro granito de arena para frenar los discursos generadores de odio, xenofobia, racismo, fundamentalismo religioso, fundamentalismo identitario antipluralista y discursos generadores de violencia política.
Navarra, junio de 2023